Diferencias entre vinos crianza y reserva

Diferencias entre vinos crianza y reserva

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Todos los amantes del vino nos hemos preguntado alguna vez cuál es la diferencia entre un Rioja crianza y un reserva. Ambas denominaciones hacen referencia a distintos niveles de calidad y características.  

Aunque a simple vista puedan parecer similares, existen diferencias clave entre ellos que vale la pena conocer. Por ello, en Cest & Lots, explicamos sus distinciones y similitudes. 

¿Cuál es la principal diferencia entre un crianza y un reserva?

La principal diferencia entre un vino Rioja crianza, por ejemplo, y un reserva radica en el tiempo de envejecimiento y las características resultantes de su maduración. 

Mientras que el vino crianza tiene un periodo de envejecimiento más corto, el vino reserva se somete a un envejecimiento más prolongado, lo que le confiere mayor complejidad aromática y notas de especias y madera.  

Sin embargo, estas diferencias son solo el comienzo. Sigue leyendo para descubrir más detalles y aspectos a considerar al elegir entre estos dos tipos de vino. 

Principales diferencias del vino crianza respecto al reserva

Como hemos visto, el tiempo de envejecimiento es crucial para diferenciar un vino de otro, pero hay otros aspectos, derivados o paralelos a este proceso, que determinarán las características de cada vino. 

Tipo de vino

El primer aspecto que distingue a un vino crianza de un vino reserva es el tipo de vino al que hacen referencia.  

El de crianza se caracteriza por ser un vino de calidad, que ha pasado por un proceso de envejecimiento controlado antes de su comercialización.  

Por otro lado, el de reserva se considera de calidad superior y proviene de una añada considerada mejor que una de la que se elaboraría un crianza.  

En consecuencia, esta distinción no se origina exclusivamente en el proceso de envejecimiento, sino más bien en la intención previa de obtener diferentes tipos de vino, teniendo en cuenta la cosecha y el método de elaboración que se les aplicará. 

Ahora sí, podríamos hablar del periodo de maduración mínimo para que un vino pueda ser considerado de tipo reserva o crianza. 

Envejecimiento

La diferencia en el envejecimiento de los vinos crianza y reserva se basa en el tiempo que pasan en barrica y en botella. Aunque cada bodega puede tener sus propios criterios, en general hay unos periodos mínimos orientativos. 

Generalmente, los vinos crianza tintos deben envejecer durante 24 meses, 18 los blancos, de los cuales han de permanecer en barrica durante al menos 6 meses 

Por otro lado, los vinos reserva requieren un envejecimiento más prolongado. En el caso de los tintos, deben pasar un total de 36 meses en barrica y botella, con un mínimo de 12 meses en barrica de roble. Los blancos reserva envejecerán durante 24 meses, 6 de ellos en barrica. 

Estos periodos de envejecimiento en barrica y botella contribuyen a desarrollar la complejidad y los sabores característicos de los vinos reserva. 

Barrica

El tipo de barrica utilizado en el proceso de envejecimiento también puede ser una diferencia relevante entre el vino crianza y el vino reserva.  

En general, el vino crianza suele envejecer en barricas de roble americano, que aportan notas sutiles de madera y especias al sabor final del vino. Pero también pueden utilizarse otras maderas como el pino, la acacia o el castaño, y otros tipos de roble como el español y el húngaro. 

El vino reserva pasará por los mismos tipos de barricas que el crianza pero durante más tiempo, algo que diferenciará sus olores y sabores, más oxidados en los vinos reserva.  

La elección del tipo de barrica y la duración de la crianza en ellas son criterios determinados por cada bodega. 

Sabor

Como hemos visto, la añada, el tipo de barrica y el tiempo que pasa cada vino en ella influyen en su sabor y características organolépticas.  

El vino crianza es un vino de buena calidad con más cuerpo y aromas más complejos que un vino joven. 

El vino reserva, que no se elabora hasta tener una añada de mejor calidad, generalmente es superior al crianza en calidad y precio. Además ofrece una mayor complejidad aromática que el crianza al pasar más tiempo en barrica.  

Indudablemente, los gustos personales pueden influir en la percepción del sabor de cada persona. 

¿En qué fijarme a la hora de comprar un crianza o un reserva de calidad? 

Al adquirir un vino crianza o reserva de calidad, resulta fundamental considerar diversos aspectos, tanto objetivos como subjetivos. 

En primer lugar, verifica la etiqueta del vino para asegurarte de que cumple con la denominación de origen correspondiente. Esto garantiza que el vino ha sido elaborado siguiendo los estándares de calidad establecidos por la región productora. 

Otro punto a considerar es la añada o cosecha del vino. Algunas añadas pueden ser especialmente destacadas por su calidad, debido a las condiciones climáticas favorables durante ese año en particular. Busca información sobre las mejores añadas en guías especializadas. 

Hemos analizado algunos factores distintivos entre un vino crianza y un reserva, sin embargo, tus gustos personales también desempeñan un papel fundamental en la elección. Si buscas uno más complejo, elige un vino reserva. Por otro lado, si prefieres uno más joven y fresco, un vino crianza puede ser mejor opción que un reserva. 

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